sábado, 13 de junio de 2015

Spaghettis para Silvia: Final Alternativo II.

Final alternativo II



-Venga Salem, tenemos que irnos.

-Esto de no cumplir la tradición, no me gusta. De toda la vida se ha ido a la playa en la noche de San Juan, a hacer la hoguera y esas tonterías.

-Hemos madurado y ahora vamos a alcoholizarnos a bares, lo más normal.

-Rebeca, ¿en algún momento he sido yo normal?

-Siempre hay una primera vez, y joder, ponte la maldita corbata.

-¡Que no sé hacer el jodido nudo!

-A ver- se acercó para hacerme el nudo de la corbata, y ya estábamos listos para irnos- venga, el taxi nos espera abajo.


Nos fuimos los dos en el taxi, nos reuniríamos todos en mitad de La Rambla, cual guiri cuando se pierde. Tenía claro que yo iba a ser el centro de atención, bueno, yo, Silvia y su novio...menudo panorama esperaba.
Aún seguíamos en el taxi y ya habíamos empezado a beber, Rebeca tenía guardada una pequeña botella de whisky en el bolso, ahora entendía la razón por la cual había encajado tan rápido.


-¡Eh, eh ,eh, te acabas mi botella!

-Joder, y más que necesito.

-¿Nervioso?

-Pues no sé, mi mejor amigo en seis años no ha aparecido desde hace casi un mes, voy a ver por última vez después de varios meses a la cría que me ha enganchado a esta ciudad y encima con su novio, y para redondear mañana me voy a vivir a Canadá, ¡dame más alcohol!

-Joder, vas a ir con un coma etílico en el avión.


Y por suerte o por desgracia, llegamos antes de que me acabará la botella. Las calles estaban saturadas, algo que odiaba y con ganas. Venga, vamos a empezar la noche....
Al salir del coche, vimos que solamente Rebeca y yo habíamos llegado.
Malditos lentos, casi la una de la madrugada y no han llegado, menos mal que se han acordado de que cojo un avión en quince horas.
Mi suerte no iba a mejor precisamente, la siguiente en llegar tenía que ser como no, Silvia.


-¡Ay, que mona estás con vestido!- que bien se llevaban Silvia y Rebeca.

-Gracias- le daba dos besos a Rebeca, yo preferí no acercarme.

-Y él, ¿quién es?

-Es Luca , mi novio- el chico se acercaba sin problemas, por lo visto no sabía nada.

-Oh, que mono- le daba dos besos a Rebeca y venía a darme la mano.

-Buenas, soy Salem- intenté no ser muy cabrón a la hora de darle la mano.

-Bueno, nos vamos- por lo menos Rebeca intentaba liberarnos un poco de la tensión.


Sin que el resto diese señales de vida, nos fuimos los cuatro de fiesta.
Silvia no ponía de su parte para mejorar la situación, iba delante nuestra cogiendo de la mano a su novio y mirando hacia atrás cada cierto tiempo, creo que el único que no se daba cuenta era Luca.
Llegamos al primer bar, de rock, para variar. Cada uno seguía a lo suyo.


-Salem, por lo que más quieras, sé simpático.

-Joder, no soy tan mala persona.

-Y tranquilo, Lee me ha mandado un mensaje y llega en unos minutos junto a las demás.

-¿Sin noticias de Samuel?

-No sabemos nada de él excepto Lee.


Empezamos a beber chupitos, Rebeca y yo éramos los que más, hasta que llegaron todos y ya se calmó un poco más el ambiente, pero Silvia y yo no dejábamos de ser el centro de atención, aunque nos manteníamos alejados y no nos habíamos dicho nada.
Y pensar que esta sería mi última noche por los bares de Barna, como cambian las cosas de un año para otro, o cómo cambio yo de planes.



-Salem...

-¿Qué pasa, Lee?

-Hay un problema, Samuel viene.

-¿Qué problema hay en eso?

-Que viene muy cabreado.

-¿Por qué cojones viene cabreado? Aquí el que debe de estarlo soy yo.

-Bueno, cuidado con lo que os decís.


Joder como estaba el panorama, Silvia y yo lo más distanciado posible, su novio siendo simpático, yo siendo yo, y ahora viene Samuel cabreado.


-¡Lee!- Pato le echaba la bronca a cada rato- deja de darle alcohol a Salem, que tiene un vuelo de unas ocho horas.

-¡Pero si es él quien me está dando alcohol a mí!


Por una sola vez en toda la noche, Silvia y yo nos quedamos mirándonos fijamente, y creo que en ese preciso momento, nadie más nos miraba. Fue lo suficientemente breve que la niña hiciese que ese momento fuese a cámara lenta.
Entonces todo se puso muy turbio, llegó Samuel, bebido y cabreado, empezando decirnos de todo.


-Recuerda, si te vas, no vuelvas.

-Samuel, cállate.

-Marlen, déjale.

-¿Y éste es el crío por el que Silvia te prefiere?- entonces todos se giraron hacia Luca y el chico se quedó en blanco.

-¿Y tú eres mi mejor amigo?

-Lo era, y me arrepiento de estos seis años, el karma se encargará de encontrar tu avión- fue entonces reaccioné sin pensar y le metí una buena hostia en la cara con el puño cerrado con más ganas que nunca, y él, cayó al suelo.


Y ahí estaba mi última noche, en un bar de rock a hostias con mi mejor amigo, a la fiesta se apuntaron los porteros el local.
Acabamos todos expulsados del loca, con media Barcelona de fiesta mirando a los dos idiotas que sangraban y que un día fueron eso, dos idiotas inseparables...


-Bien, te arrepientes de estos seis años, pues no haber vuelto esta noche.

-Salem- yo intentaba irme pero Marlen no me dejaba.

-No me digas que me quede, deja la llave que tienes en el buzón. Ya no veremos en unos años, a algunos, adiós.


Como imaginar que esta sería mi despedida, que perdería todo lo que logré en estos últimos seis años, que perdería a mi mejor amigo, que perdería a Silvia, esta no es mi suerte que siempre solía tener.
Fue llegar a mi apartamento y verlo todo absolutamente vacío y oscuro, no estaban ya mi perro y mi gato para recibirme, en su lugar, una maleta.
Casi una hora después, sonó el timbre, y no quería levantarme por nada ni nadie, pero lo hice. En medio de la oscuridad y dando tumbos, conseguí llegar hasta la puerta y abrir...


-Oh, Rebeca...

-¿Cómo te has ido así?

-Tenía que hacerlo, y tú, ¿por qué has venido?

-Joder Salem, estás sangrando, no te iba a dejar así.

-Bueno, gracias.


A las cinco de la mañana, lleno de moratones en e sofá y a un par de horas de hacer el viaje e mi vida,es un breve resumen de como ha acabado tan mal la mejor etapa de mi vida. Curiosa forma, sin Samuel, sin Silvia, y con la chica que había conocido una noche en la universidad, curándome las heridas.


-Sabes Salem, se te echará bastante de menos.

-Cualquiera lo diría, nos conocemos de hace seis meses solamente, bueno.

-Bueno, en ese tiempo he vivido contigo lo suficiente, de hecho, he vivido. Tienes una forma de vida muy distinta al resto, tan peculiar.

-Gracias, supongo.

-Espero que no te olvides de la gente.

-Tranquila, después de esta noche, tengo claro que no lo haré.

-Pues la noche no ha acabado.

-¿Cómo?- cuando intenté reaccionar, ya la tenía sobre mí- ¿qué haces?

-Despedirme de ti.

-¿Tú no tenías novia?

-Tenía, ahora cállate y vamos a despedirnos.


Después de cagarla tanto esta noche, no sabía qué hacer, mi cabeza ya estaba en el avión, rumbo a Canadá, dejando a todos y todo atrás, reseteando todo y empezando de nuevo.
Ahora ya daba todo igual, no podía ir a peor, así que le seguí el juego.
En pleno sofá, con todo ya perdido, dejándome llevar por un cumulo de rabia, odio, y ganas de desahogarme, hasta que alguien abrió la puerta y...


-Silvia...- Rebeca se apartaba lo más rápido posible de mí medio desnuda.

-Marlen me había dado la llave para venir a despedirme, pero ya veo que estás ocupado- intentó irse nada más acabar de hablar.

-¡Espera, Silvia!- y yo, tan idiota, intentando solucionar lo imposible.

-Déjalo, espero que Samuel no tenga razón con eso de que el Karma se encargará de encontrar tu avión, espero que te encuentre a ti y te deje completamente solo, adiós.


Cuando creo que ya he sido lo suficientemente idiota por esta noche, cuando pensaba que ya lo había perdido todo, cuando creía que ya había tocado el fondo más absoluto y oscuro, me doy cuenta de que soy de esas personas que en lugar de empezar a subir, empieza a cavar, intentando comprobar que me puedo hundir aún más, y yo, lo había conseguido, cometiendo el mayor error de mi vida y perdiendo todo lo que alguna vez quise.






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