sábado, 13 de junio de 2015

Spaghettis para Silvia: Final Alternativo I.

Final alternativo I



-Salem, Silvia no viene esta noche...- a Marlen le daba por ser mi mensajera.

-¿Y eso?

-Su novio tiene otros planes e irá con él.

-Bueno, ¿así voy bien?

-Joder, el blanco inmaculado no te pega para nada.

-Esto probando modelos para cuando me proclamen santo, no te jode.

-Me alegro que estés de buen humor a pocas horas de ese viaje.

-Si supieses que por dentro estoy como un flan.

-Bueno, tengo una buena noticia para ti, Samuel viene esta noche, que quiere celebrar a lo grande la despedida.

-Ya era hora que apareciese- de pronto me dio un escalofrío que me recorrió entero.

-Venga flan, que nos esperan abajo.


Fue salir del portal y ahí estaban casi todos, esperando a que saliese por la puerta.
Después de cosas así, nadie quiere irse de la ciudad que es su hogar, pero hay decisiones que se toman sí o sí, y joder, siempre habrá quien te apoye en ello.


-¡Joder Lee, quita el flash!- el muy cabrón me había dejado ciego sacando una foto.

-Eh, ¿a que mola mi estilo? Ahí, siguiendo el estereotipo del típico japonés con una cámara por Barcelona.

-No hay quien te entienda.


De camino a la playa por el centro, cada uno con su aportación de madera para cumplir con la tradición de hacer nuestra típica hoguera en la noche de San Juan.
Barcelona, tan preciosa, y más cuando es tu última noche después de un buen año, el mejor de mi vida, quizás. Aunque hay cosas que no salieron como esperaba.
Pero bueno, soy una persona totalmente a la que quería ser, tomando un camino totalmente diferente del que quería tomar, cometiendo errores de manera continua que me han llevado hasta donde estoy, y no sé qué queréis que os digo, menos mal que he fallado tanto en esta vida. Porque no cambio por nada del mundo estar con esta panda de idiotas, paseando por plena Rambla de noche , una noche de despedida.


-Bueno, que algunos pongan las toallas, que otros preparen la cena.

-¿Y tú qué vas a hacer, Salem?

-Empezar a beber, ¿qué sino?

-¡Serás vago!

-Joder Patricia, no me pegues. Voy a prender la hoguera.

-No te vendrá mal una ayuda- y por fin, apareción.

-No creo, vuelve el próximo mes, entonces quizás.

-Venga, vamos a darle fuego a esta mierda- Samuel había aparecido cargado con un bote de gasolina y una botella de Whisky.


Y empezábamos aquella última noche, entre cervezas, risas y fuego, el fuego que nunca faltaba en nuestra tradición.
No sabía muy bien por qué, pero cada vez más gente se unía a nosotros, quizás era porque Lee y Samuel intentaban ligar con las de alrededor. Era bonito, ver risas alrededor, de gente desconocida, con gente que conocías de hace un año, pero como si fuese toda la vida, solamente faltaba alguien para que aquel momento fuese perfecto, ya sabéis....


-Bueno Sam- Rebeca se sentaba junto a mí, también lo hacía Marlen- ¿qué tal?

-Pensando en Silvia, ¿tú qué crees?- maldita Marlen, había acertado.

-Bien, disfrutando de los últimos momentos.

-Joder, no digas eso, que me pongo triste.

-Venga Marlen, tarde o temprano estaremos reunidos otra vez- no faltaba el abrazo.

-Bueno, ¿empezamos a con el plato fuerte?- Sam aparecía botella de Whisky en mano- escocés del bueno, me ha costado casi cien euros.

-¿Estás intentando comprarme?

-No, estoy intentando comprar tu perdón.

-Pues que cabrón, lo has hecho.


Comenzamos con aquella bonita botella de un mejor escocés, a la mayoría no les gustó el sabor, pero para Sam y yo, era lo mejor que habíamos probado nunca, quizás fuese porqué realmente estaba bueno, o por que aquel era un momento muy emotivo, ambas coas valían, nosotros disfrutábamos.


-Siento haber desaparecido éste último mes.

-Bueno, estás aquí para la última noche.

-También siento que Silvia no esté aquí.

-Eso es culpa mía, no hice las cosas como debía.

-Salem...

-Dime, cabezón.

-¿Una última estupidez juntos?

-¿Una sola?

-Es por si no salimos vivos de esta...

-No me jodas...


Empezamos a echar más madera a la hoguera, lo suficiente para que midiera medio metro, la gente se iba acumulando alrededor para ver que cojones hacíamos.
El fuego llegaba casia  los dos metros de alto.


-No seréis tan idiotas de saltar eso- Patricia se había dado cuenta.

-Por favor, no. Sam, échale todo- Samuel echo todo el bote de gasolina, entonces el fuego alcanzó los tres metros- eso, eso sí lo vamos a saltar.

-¡No!

-¡Hostia, yo me uno!- Lee era otro que tampoco pensaba mucho.

-No esperaba menos.

-Bueno, nos tiramos de cabeza intentando llegar lo más lejos posible de las brasas y rodamos por la arena por ti acaso- Sam ya estaba listo.

-¿Cabemos todos saltando a la vez?

-Lee, tú idea es brillante- Sam aceptó la idea de saltar los tres juntos, por si uno se echaba atrás luego.

-Bueno chicos, nos vemos al otro lado del fuego, con suerte- yo dejan todo a la suerte.

-Amén.

-Vamos allá...


Que genios, los tres, cada uno en una camilla del hospital, riéndonos por lo gilipollas que fuimos y que probablemente volveremos a ser en el futuro.
Sí, acabé mi última madrugada con mis mejores amigos.


-¿Valió la pena?- Patricia quería echarnos la bronca, algo habitual.

-Hasta la última gota de morfina que le han puesto a Lee- él fue el peor parado y ahora nada en morfina.

-Salem salud- Sam y yo, aun con la botella de whisky hasta en el hospital.


Un par de horas después, ya había amanecido y nos habían dado el alta, cada uno se fue a su casa a descansar, luego vendrían a por mí para acompañarme al aeropuerto.
Fue llegar yo a casa y tirarme a dormir al sofá, estaba destrozado entre el alcohol, las idas y venías, las quemaduras, pero la noche había valido la pena.
Pocas horas después, más o menos a mediodía, sonaba el timbre, milagrosamente conseguí despertar para abrir.


-Silvia...- 

Allí estaba ella, con el pelo y la ropa mojada, venía directamente de la playa.
Me dio un abrazo eterno y fue directamente al salón, se quitó la camiseta y el pantalón, para quedarse solamente con el bikini y se fue directamente a mi habitación, haciendo que la siguiese.
Al entrar, la encontré sentada en mi cama, mirándome fijamente como si me estuviese diciendo que fuese hacia ella, más preciosa que nunca.

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